Edgar Poe fuiste demonio, no queriendo ser Ángel.
En lugar del Ruiseñor, él canta al Cuervo;
y dentro del diamante del Mal y de lo Extraño
él cinceló su sueño espantosamente bello.
Él buscaba dentro del abismo donde la razón se abisma
los secretos de la Muerte y de la Eternidad,
y su alma donde pasaba el relámpago ensangrentado del crimen
tenía la pesadilla de la Perversidad.
Casto, misterioso, sardónico y feroz,
él refina lo Intenso, él aguza lo Atroz;
Su árbol es un ciprés; su mujer, un fantasma.
Delante de su ojo de lince el problema se ilumina:
-¡Oh! ¡Cómo comprendo el amor de Baudelaire
para este gran Tenebroso que leemos estremeciéndonos!
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