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lunes, 30 de junio de 2014

LA DIGNIDAD DEL GUSANO

YO. - Sí, me río de vuestra dignidad.

ÉL. - Cada uno tiene la suya. Estoy dispuesto a olvidar la mía, pero cuando se me antoje, y no por orden ajena. ¿Hace falta que se me diga: "¡Arrástrate!", para que esté obligado a arrastrarme? Es el modo de andar del gusano y el mío: le seguimos el uno y el otro cuando nos dejan; pero nos enderezamos cuando nos pisan la cola. ¿Me han pisado la cola?, pues me levantaré.

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