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domingo, 29 de junio de 2014

COMO TODO PIOJO RESUCITADO

YO. - Pero si llegaseis a enriqueceros, ¿qué haríais?

ÉL. - Como todo piojo resucitado. Sería el pillo más insolente que se habría visto. Me acordaría entonces de todo lo que me han hecho padecer y devolvería con creces las injurias que recibí. Me gusta mandar y mandaré. Me gusta que me alaben y me alabarán. Tendré a sueldo la clientela de un gran financiero y entonces le diré como me han dicho a mí: "¡Ah, canallas! ¡Divertidme!", y me divertirán. "Desollad a las personas honradas", y las desollarán, si todavía quedan. Y tendremos mujeres galantes, nos tutearemos cuando estemos borrachos. Nos contaremos cuentos y nos permitiremos toda suerte de extravagancias y de vicios. Esto será delicioso. Probaremos que Voltaire no tiene genio, que Buffon, engreído siempre sobre sus zancos, es un declamador ampuloso; que Montesquieu no es más que un espíritu ingenioso. A D'Alembert lo relegaremos a sus matemáticas. Maltrataremos a todos esos pequeños Catones como usted, que nos desprecian con envidia, cuya modestia es la capa del orgullo, y la sobriedad la ley de lo necesario. Y haremos música. Entonces la habrá.

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