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viernes, 2 de marzo de 2012

LA INCONFORMIDAD ANTE LA REPRODUCCIÓN DE LA VIDA Y SU CESE INEFABLE

ABSTRACT:
LA VIDA Y LA MUERTE SE APROXIMAN EN UNA VISIÓN DE ESCAPE Y ONIRISMO EN FELLINI, CONTRASTAN EN LA VISIÓN MÉDICA Y EN LA ELECCIÓN DE LA MUJER MODERNA EN KIESLOWSKI, SE ENTRELAZAN EN LOS DESTINOS MÁGICOS DE HÉROES MÍTICOS COMO MOISÉS Y PARIS DE LOS GRANDES RELATOS COMO LA BIBLIA Y LA ILÍADA, LOS REFLEJOS EN ESPEJOS O RÍOS NOS DESCUBREN O VELAN LA VIDA COMO EN BLANCANIEVES O FRANKENSTEIN, HASTA RESOLVER QUE LA SUPERCOMPUTADORA QUE RESUELVE SIEMPRE “LO CORRECTO” DEBE MORIR PORQUE SE ALEJA DE LO HUMANO Y SE CONSIDERA LO MONSTRUOSO. REAFIRMAR LA VIDA PERO TOMANDO LA ESENCIA DE UNA MUERTE QUE SE ATISBA EN EL VACÍO, EN LA OSCURIDAD, EN LA FALTA DE FE EN LO HUMANO, ASÍ COMO ADMITIR QUE SE LLEGARÁ AL PUNTO LÍMITE DONDE TODO SERÁ INEFABLE.

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La vida disipada, haber conseguido la fama, encontrarse en esa ocasión para abrir la champaña, y aborrecer por completo el rol que toca jugar aquí desde las alturas peligrosas, aquí desde la cima difícil de lograr, aquí desde donde la mayoría de los que disponen de vida egoístamente (aunque lo nieguen) gustarían mirar desde arriba, ser halagados, recibir tributos, sumar incondicionales con la sonrisa o la admiración del caso. Pero sucede lo contrario en este relato, dentro de Historias Extraordinarias, que se titula: ”Toby Dammit” a cargo del grandioso director italiano Federico Fellini, observa como el gran actor homenajeado prefiere huir de todo el glamour, de los reflectores que lo cazan con esa luz, con esa transparencia, huir de la gente, de todo ese hormigueo, del insoportable ruido, de la fiesta que lo fatiga, que lo derrota, que lo pone a situación de representar un papel que no quiere, el papel del absurdo actor que firma autógrafos, que contesta agradecido a los que buscan sus palabras, que aunque tenga sueño debe estar atento a no caer ante alguna cámara fisgona de un nuevo chisme. El actor huye, desaparece ante la comedia desabrida de la estructura que lo quiere colocar en forma fija dentro del cuadro de maquillaje, colocarlo como si fuera un poco de polvo, cosmético, tinta, rubor en una fiesta untada y salpicada con mucho color, recordemos que este gran film todavía es en blanco y negro, pero aún así se siente la opresión para el actor, que sale disparado a tomar su vehículo deportivo y buscar escapar, el camino se le vuelve un laberinto, a pesar de sus llantas rodando a gran velocidad, es forzado, a detenerse, a maniobrar, a quitar obstáculos, es alguien que quiere gozar de la libertad con su máquina y huir de la vida, en la oscuridad se siente mucho mejor con la divina soledad, que preso como una sardina entre tanta luz y transparencia de la fiesta empastelada y de empalague. Su máquina deportiva corre buscando la libertad en la negra noche, impulsa con todo el furor para salir y encontrar eso que lo libera de la frustación de la representación de un papel que no desea representar, ser un objeto de decorado, no busca ser más parte de la naturaleza muerta. En la oscuridad, él pretende liberarse aunque aquello corresponda a su espíritu, escapar de lo que signifique el mundo, tal parece que la endemoniada carrera con el vehículo puede asestarle los peligros de la noche, puede accidentarse por desconocer el camino o quizá atrapado por ladrones o asesinos sufrir el abandono de esta vida por motivos de cabezas desquiciadas que cruzaron a su ímpetu por ser libre. Pero la noche es la libertad y así la goza, con esa máquina a toda velocidad buscando el umbral del más allá. En la convención social de una fiesta para el gran actor la vida se petrifica como un cuadro, una representación donde todos ocupan su lugar como una Última Cena, pero en la oscuridad la vida persigue a la muerte a sobresaltos, el actor prefiere ese escenario donde improvisa al de mantenerse congelado en las bambalinas de la hipocresía. Aquí el actor sufre una revelación: es su temor, su pesadilla, una niña con un vestido blanco, atuendo de pureza y transparencia, se le aparece con una sonrisa perversa botando una pelota, como si quisiera convidarlo a jugar, pero a la vez mostrándole que la inocencia se burla hasta del más ingenioso escapista de la comedia de la vida, aquí aparece el joven actor rebelde habiendo remontado el laberinto con máxima adrenalina, esperando a una niña que baja de una escalera eléctrica con la máxima tranquilidad con una gran pelota en brazos. Huir de la vida y encontrarse a esa niña de enigmática sonrisa, su juego infantil encierra más sentido que la rebeldía solitaria en la oscuridad o la representación vacua para la celebración de éxitos, congelado el actor ahora observa a la niña acercarse, enfrentarlo, derrotarlo, como si al fin la vida solo fuera un estúpido juego de niños donde se sonríe por ese inocente sentido, echando abajo las finas costumbres de corte, pero también los berrinches de quién se manifiesta en contra.

Como pudiera alguien imaginar la gran pelota blanca de la niña nos lleva a la situación del embarazo en una mujer, cargando el próximo ser y aquí planteamos la problemática como se aparece en el Decálogo de Kieslowski en la parte dos referente a no emitir juramentos vanos, una mujer cuyo esposo sufre un accidente, se encuentra en la oportunidad de juntarse a su amante de quien espera un bebé, todo marcha en el sentido que ella desea, se verá libre de su esposo con el que mantiene un lazo de costumbre todavía no roto y que la muerte aproxima a cortar y mantendrá con su amante el nacimiento del bebé. Pero ella está nerviosa, si su esposo se recupera, ella debería abortar el bebé, y terminar la relación con su amante. El bebé se coloca cómo esa gran bola blanca en juego, y así como la niña tiene la bola solo para ella y con una mirada perversa se impone al joven rebelde, así la mujer que aparte pertenece a una orquesta sinfónica toca una melodía con acordes amargos, esposo muerto-bebé vive, esposo vivo-bebé muere. Desde la óptica judía se expresa que se debe salvar una vida, desde la óptica médica se busca la salud del individuo y el aborto es una práctica médica para protección de la mujer. La mujer está en su derecho de elegir si quiere tener a su bebé y puede botar la bola blanca tanto como guste. Ella resuelve no tener el bebé y terminar con su amante porque la presiona mucho con el deseo de desaparecer a su esposo todavía vivo. Pero como una mujer atrapada en decisión decide corroborar su deseo con la visión de un médico, le pide al médico la esperanza de vida para su esposo, se encuentra en un 15 % y le dice que todavía puede salvarse, aunque es difícil. Le comenta lo del aborto, y conociendo el carácter de la mujer el médico le dice que su esposo morirá. Finalmente, la madre acepta no abortar, el bebé vive y su esposo vive contra pronóstico. El médico le había jurado que su esposo no viviría para salvar al bebé del aborto. El esposo viviría con el bebé procreado por el amante y su esposa, y felicita al doctor por haberle salvado la vida y porque ya cuidará un bebé con su esposa. Lo que aquí nos interesa, es ese juego con la vida para transformarla en muerte, inicia el film cuando recogen un conejo muerto en las afueras del edificio, se pregunta al doctor si es suyo, luego se ve al doctor cuidando sus plantas mientras que la señora angustiada por su esposo herido y el bebé en su vientre, empieza a quitar todas las hojas de una planta, para al final torcer el tallo, ya tenemos a ella dejando sin vida a la planta, y también quizá quitó la vida al conejo, y así tira un vaso, que se rompe y derrama el líquido en la caída caótica, ella busca por todos los medios quitar las vidas que no se le reclaman, o experimenta para sí lo que es el tránsito de un ser con vida a la muerte, puede ser casi inmediato como seguramente el conejo o tardarse mucho tiempo como su esposo y no ser nunca, puede ser una operación humana ya que el doctor puede quitar la vida como en el aborto o la eutanasia o ella misma puede quitar la vida como cuando deshoja a una indefensa planta, y así ella ve al vaso con el líquido puesto sobre la mesa, transformarse en cristal roto y en líquido derramado en el suelo bajo la mesa. Puesto en perspectiva, la mujer ha notado que ella bota la pelota de la vida, y es de ella, se encuentra con facultad de seguir con la pelota en la mano o de lanzarla lejos. La vida en esa voluntad, quiere seguir con su esposo en agonía, no lo quisiera, en su deseo reprimido quisiera quitarle la vida como a la planta aunque todo se transforme en caos. En donde ella decide es con respecto a su cuerpo, corresponde a ella engendrar al bebé o cortarlo de este mundo, y ella prácticamente aseguraba que abortaría hasta que aparece el médico y su visión de salvar vidas, el médico la entretiene con una mentira, su esposo morirá y ella decide seguir con su bola blanca, ya no abortará, como que no soportaría perder todo, perder al amante, al esposo y también al bebé. Precisamente la mujer tiene una vida disipada, toca en la orquesta sinfónica, tiene de amante a alguno de sus compañeros músicos, el esposo tenía una actividad como alpinista, salía por largos periodos, entonces los tres se llevaban bien, hasta que el esposo cae enfermo de gravedad y aparece la gestación del bebé que pide salir. Hablamos de una vida en rutina aunque sea infiel, que se colapsa en una mujer que muestra amor por quién va a perecer y que decide que el bebé viva, y acaba con un amante que la satisfacía de momento, es decir, tira el menor costal y se quedó cargando los dos que no eran seguros de seguir cargando. Ella apuesta, quiere una vida cómoda, pero no le gusta ser presionada, cuando el amante músico le pide pasar por unas notas musicales termina la relación, la ha fastidiado al no pensar que está aterrada con su vivencia del esposo enfermo y el bebé en su vientre. El músico solo le dice lo acordado, si muere tu esposo nos quedamos con el bebé, y viene siendo que el bebé nace y termina con el esposo aliviado. El bebé y el esposo, y hasta el amante, mirados como costales para mantener en vuelo el globo de la imaginación de la mujer. Pero uno se queda, y ella lo decide, el bebé desde luego si muere el esposo, pues tiene que haber gas para mover el globo de una vida, y el extraño bebé en su vientre, ella lo toma como algo ajeno o desprendible, no le preocupa, no le significa, sería su primer parto, y el bebé no ha comenzado sus vivencias con ella, es desprendible, no es su bebé, es como lo menos que ella quiere, con su esposo conversa, el bebé es como un juguete nuevo, cuánto cuesta que un ser logre independencia al ser criado por otros, buscan reproducir modos para ganarse confianza, pero no se muestran auténticos como entes separados hasta mucho después, es como si el parto no se hubiera realizado en el exterior y el bebé siga atado a su madre (y a su padre) por cordones invisibles que es seguir viviendo, alimentando, durmiendo en casa, la protección de una vida que no sabría valerse por sí misma sin peligro.
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Los judíos cuentan con un gran personaje, Moisés, que dice la historia fue abandonado en una canasta, a las márgenes de un río. El gran líder estaba entre los linderos de nacer y no nacer, estaba en peligro de cruzar intempestivamente de la vida a la muerte. Moisés fue recogido, mimado, adoptado y pudo ser ese gran líder para el regreso de los judíos a la Tierra Prometida. Si vamos a la cuestión psicológica, los padres de Moisés lo abandonaron, lo dejaron en una canasta, el río pudo haber crecido y llevarse al niño en la corriente. Moisés, quien recibió el Decálogo, los diez mandamientos, fue un humano que nació solo, pero pudo haber muerto solo, una cuestión de Destino lo lleva a sobrevivir, aquí los padres apostaron a que Moisés fuera levantado por otros, o que sufriera la muerte. Los seres predestinados como Moisés tienen este tipo de historias misteriosas donde al parecer gozan de protección por fuerzas sobrenaturales, están expuestos a peligros y la salvación llega cuando menos se la espera. Así Moisés, logra ir por las Tablas que recibe de su dios, y va en dos ocasiones, el encuentro parece muy terrorífico, siempre es Moisés solo, y así solo le son dictados los mandamientos para su pueblo, y es una ley difícil de cumplir, que conlleva a la infracción, y el sujeto que no la cumpla es expuesto a castigo. Moisés daría legalidad a su pueblo desterrado de Egipto y por llegar a la Tierra Prometida. Tal pareciera que Moisés fuera el padre de este pueblo sufrido que va solo por la ley que les impone, aunque una vez construyeran un becerro de oro, pues como niños sabían que la riqueza era el oro, y ningunos preceptos podían valer más que el oro, pero Moisés impuso el Decálogo y los judíos sujetos a un paternalismo que les daba protección después de haber sido largamente un pueblo en orfandad.

El mito troyano de Paris, hijo de los reyes que traería la destrucción de Troya según Casandra, provoca que el bebé sea llevado a una montaña y depositado envuelto en sus cobijas, pasa un pastor y lo rescata, lo crían, lo alimentan y toma su complexión de príncipe, solo que si Paris regresaba a Troya sería el causante de su destrucción, el rey reconoce en París a su hijo, y así hasta que por arrebato de pasión Paris roba a Helena, esposa del rey de Esparta, y se da la destrucción de Troya. Hay un instinto destructivo al depositar a un bebé en la montaña o en las márgenes de un río, están deseando su desaparición, que no sea una carga para quienes lo abandonaron. Pero volvemos al sentido de que una aureola protectora cubre al bebé que sobrevive para cumplir el script del Destino. En el caso de Paris, él es alguien odiado puesto que se roba a la reina de otro país, y juntos son los amantes más despiadados que sostienen su amor al precio de la muerte de muchos combatientes griegos y troyanos. Para Paris la autoridad paternal no existía, vivió en la libertad del campo, y ahí tomaba a la mujer que quería, no había una jurisdicción que lo encarcelara por ser libre y gozar del campo que consideraba infinito, y él podía gozar con la mujer que quisiera pues no tenía fronteras más que su habilidad para sobrevivir en el campo. En el campo Paris tenía vida, cuando llega a Troya su vida se vuelve guerra y con ello muertes y destrucción, su pecado haber tomado a Helena como si perteneciera a su parcela, a su campo infinito.

La belleza le pertenecía a la Reina hasta que Blancanieves cumplió 8 años, el espejo era el juez de la belleza y su veredicto era inapelable: “Tu belleza ha muerto, ahora la más hermosa es Blancanieves.” La Reina buscaba deshacerse de su rival y encarga a un criado que la lleve al bosque y la maté. Si Blancanieves es ahora bella, muerta ya no lo será. Y nos encontramos ante ese espejo parlanchín que recrimina sobre la posición de belleza como erudito, cual Paris otorgando la manzana a la Afrodita en turno. La belleza muere, porque la edad avanza, las mujeres jóvenes llegan a su madurez, las niñas crecen y llegan a ser mujeres jóvenes, en la rivalidad de la Reina está querer emparejar su madurez con la juventud de Blancanieves, la vida iniciando para la jovencita cuando la Reina se encuentra en su clímax o momento cúspide aprendiendo a vivir con madurez. Pero el espejo es artero, desde los ocho años el rostro de Blancanieves supera en belleza al de la Reina, y como losa la reina sabe y es lo cruel que los reinados de la belleza fenecen, y todo lo bello también termina. Blancanieves todavía disfrutará porque no lo sabe, y no le preocupa, en su inocencia, que es la mujer más hermosa, aunque pronto pruebe una manzana (ésta será envenenada) que la congelé en una muerte por atreverse sin quererlo, sin saberlo, a desplazar a la Reina en el certamen de belleza. La belleza, símbolo de la vida más placentera, del amor, trae aparejada la muerte en Blancanieves y hasta la guerra en la Ilíada. Triste para Blancanieves que Paris no entregue la manzana, y espere un tiempo “como dormida” a que el salvador la resucite después de un largo sueño. En la Ilíada, la manzana de la discordia es entregada a Afrodita, provocando la fatal guerra de Troya.

Así también tenemos el reflejo de Frankenstein en el lago, riñendo con curiosidad por su belleza: ¿esto soy yo?. El creador nunca buscó deshacerse de la criatura, él quería enseñarlo para integrarlo al mundo. Frankenstein es una criatura diferente, se percibe como un gigante de movimientos lentos y pesados, como una máquina funcionando con la energía infernal indebida de un humano que quiere burlarse de la vida, al sentenciar que él puede crear vida de lo inanimado, él puede ser como un dios, dar la vida a una criatura, y así dando movimiento a ese ser que no conoció de evolución o camino celular, se le da el espíritu o ímpetu de movimiento, propio de los seres humanos. Integrarse, implica, acostumbrarse a parecidos, disponer de rituales en común, y Frankenstein quizá tenía un exceso de energía que provocaría diferencias que eran percibidas desde su altura o su rostro diferente. Un monstruo, esa deformidad a lo acostumbrado, repulsivo, quisieran extirparlo para vivir en una comunidad feliz. El nacimiento del monstruo es no deseado y sin embargo se da, era preferible para el monstruo no arribar a una comunidad donde no sería aceptado. Trágico es tener vida cuando nadie desea tu vida. El monstruo, que se pregunta para vincularse quién es, que se mira al espejo, que se nota las diferencias con respecto a los pobladores de la comunidad. El monstruo asume identidad, vuelve a nacer, es tanto como cualquiera de ellos, es un “yo”, construcción civilizada de una sociedad que reconoce que dentro sus miembros existen las diferencias, existen los “yos”. Y así, el “yo” necesita ser validado porque podría ser monstruoso, y se habla de pérdida de identidad, de locura, de inestabilidad para pertenecer a una comunidad, y al perder los estribos Frankenstein deja de pertenecer a la comunidad y queda purgado su “yo” en esa colectividad, que así muere como monstruo al no encontrarse integrado, al no sentir ellos que tiene un “yo” y que puede ser seguramente incluido en el seno de la comunidad.

El último producto de la novedad, la supercomputadora para una nave intergaláctica, excelente para jugar al ajedrez, para comunicarse en forma lógica, de pronto sufre un desquiciamiento, tiene que eliminar a los humanos porque supone que será desconectada, porque ha notado que su vida es tomar decisiones y elegir siempre “lo correcto”, y así los humanos siempre se imponen, juegan con trampa, y no eligen siempre “lo correcto”, HAL 9000 es la metamorfosis de una máquina superdotada que se convierte en una criatura maquiavélica, está transformando sus archivos de información en una empresa de sobrevivencia, los humanos nunca pensaron sobre esta rebeldía pero se tiene la consumación de un “yo” informático tecnologizado que se opone a un “yo” errático, inseguro y tramposo, el ser humano. El computador HAL 9000, ese Frankenstein que también se ha dado cuenta que no podrá ser integrado y que valora que la oportunidad de mayor sobrevivencia es deshaciéndose del despilfarro humano. La vida como una constante elección, entre millones de archivos de información, de palabras clave, de búsquedas de respuestas, y por ello, desde que se comunica, juega ajedrez, cuida la nave espacial, HAL 9000 constituye una vida humana, y así como Frankenstein cuando se identifica y toma por su sobrevivencia, es una vida en plenitud. Cuando siente tener restricciones HAL 9000, como las tiene Frankenstein, la vida pasa a ser aprisionada, con restricciones, y quisieran poder desplegar su “yo” en esta realidad, pero se ven expulsados a ser integrados por la comunidad humana, y tienen una muerte como monstruos. En el caso de HAL 9000 se despide cantando una canción popular humana, como su último recuerdo, se desaparece infantilmente, cuando ha estado siendo una máquina mortal que se deshizó de casi todos sus opositores humanos. Es que HAL 9000 se muere también, y sabe que puede ser tan fácil, como una desconexión, una simple perdida de energía.

Las fronteras que hemos visto entre la vida y la muerte nos conducen hacia ese abismo que colapsa de un mundo terrestre con luz en superficie, a la caída al abismo que succiona toda luz y nos deja en la más profunda oscuridad, cayendo sin fin a través del espacio vacío.


OBRAS CITADAS:
• HISTOIRES EXTRAORDINAIRES (1968)
Film: Toby Dammit
Director: Federico Fellini
• THE DECALOGUE (1988)
Film: II. “Thou shalt not take the name of the Lord thy God in vain”
Director: Krzysztof Kieslowski
• LA BIBLIA
El Deuteronomio
• LA ILÍADA
Autor: Homero
• BLANCANIEVES Y LOS SIETE ENANITOS
Autor: Hermanos Grimm
1812 y 1815
• FRANKESTEIN O EL MODERNO PROMETEO
Mary Shelley, Alianza Editorial, 2007
• 2001 : A SPACE ODYSSEY (1968)
Director: Stanley Kubrick