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lunes, 27 de enero de 2014

EL COSTO DE SER UN MEJOR LECTOR

Conmovido estoy de haber logrado saltos hacia mejorar mi compresión de lector, sumando el día de hoy 38 años en el periplo de esta vida, hago un recorrido por lo difícil que ha sido mejorar mi concentración y entendimiento en los libros que leo.

Fue en la preparatoria donde comencé a disfrutar la lectura de los libros, recuerdo que las páginas de "El Extranjero" de Camus me ilusionaron acerca del contenido que podrían reservarme otros libros.

En la universidad no pude avanzar mucho en mi apetito lector, a pesar de que conocía cómo llegar a la librería Gandhi, y no pude cultivarme como yo hubiera deseado. Mis estudios se enfocaban en la Ingeniería Química, aunque bien hubiera congeniado muchas lecturas que no realicé y que en mi formación me hubieran proporcionado inexpugnabilidad, una fortaleza mental que no fue posible lograr pero siempre poseía la ilusión oculta de volverme un mejor lector.

Cuando realizaba el servicio social en el museo móvil del Papalote, otra vez reinicié con mis lecturas, y adquirí "La Nausea" de Sartre, y otra vez me conmoví, debía de haber más libros que me impresionaran.

Ya trabajando, tuve un maravilloso tesoro, de aprovechar el tiempo libre en mi lugar de trabajo para dar lectura a muchos libros, recuerdo "El Corazón de las Tinieblas", "Crimen y Castigo", "La Vorágine", "Fouché, el genio tenebroso" de Zweig, desde luego "La Especie Humana" de Antelme, y otros más. Leía mucho, todos los días, era un verdadero paraíso si hubiera continuado trabajando en el mismo sitio. Mi nivel de lectura era básico, las obras me conmovían, a cada una se sumaba el gozo de la lectura anterior.

En mi primer curso de francés, mi maestra advirtió que mis lecturas no iban por el camino que buscaba para comprensión y entendimiento del mundo, ella me recomendó leer "Una Vida" de Maupassant, que leí también en la comodidad de mi trabajo espléndido. Añado que me sugirió leer lo que consiguiera de "La Comedia Humana". En este caso casi no pude avanzar, a pesar de que cada año iba a México a la Feria Internacional del Libro en el Palacio de Minería y me cruzaba con algunos de títulos de Balzac. Fue el año pasado cuando me asombro la magia de Balzac con las peripecias de Luciano de Rubempré en "Ilusiones Perdidas".

Recuerdo que en mi permanencia con mi maestra canadiense, casi no tuve la recomendación directa de libros, pero me entusiasmo verla con un ejemplar de "La Casa de los Espíritus" y he sido dichoso de asistir al taller literario en Coneculta de mi amigo Jorge Mancilla sobre Novela Hispanoamericana de Dictadores, recuerdo algunos títulos que leímos: "Tirano Banderas" de Valle Inclán, "La Sangre" de Cestero, "El Reino de Este Mundo" de Carpentier, "Maten al León" de Ibargüengoitia, "El Otoño del Patriarca" de García Márquez, "Yo, El Supremo" de Roa Bastoa, "La Fiesta del Chivo" de Vargas Llosa. Estoy feliz por ello, de haber dado lectura al libro pequeño de El Cartero de Skármeta, mi maestra canadiense me comparó en una bonita metáfora a que mi condición era la de ser un humilde cartero. Inspirado por el amor a los libros que me inspiró mi extraña maestra, leí "El lector" de Schlink, y en mi fantasía ha quedado marcada para siempre la energía de alguien que vive para leer (aunque sea propiamente leída) como es la personaje Hanna de la novela, quien es acusada por los crímenes nazis.

Recuerdo muy bien cómo sufrí el asalto de la paranoia cuando leía un libro de Fritz Glockner titulado "El Barco de la Ilusión" sobre la vida del cómico Tin Tan, a través de unos jóvenes que como escape se dan unos toques de mariguana. Ironía, yo sufrí alucinaciones con mi propia mente sin necesidad de estupefaciente alguno.

En el momento que la paranoia se transformó en esquizofrenia, traté de defenderme leyendo, y recuerdo todavía mis anotaciones sobre "La Montaña del Alma" de Gao Xingjian, lo consideraba una piedra filosofal que era mi deber escudriñar, las claves del universo se encontrarían allí.

Al quedarme sin trabajo por motivo de la esquizofrenia, ya recuperado tuve la intención de profundizar más en la lectura, aprecio el taller sobre Literatura Maldita en Coneculta del poeta René Morales, alguna vez disfruté "Historia del Ojo" de Bataille, y por primera vez comencé a enfrentarme a "Las Flores del Mal" de Baudelaire.

Recuerdo un taller adicional dirigido por Marco, gran amigo de Jorge Mancilla, donde me proporcionaron los pasos principales para realizar un escrito, fue cuando escribí mi única novela a la fecha "El Malestar Extraterrestre ¿Cómo Librarse del Monolito?"

Y así continúe luego con el taller de novela sobre dictadores en Coneculta, y luego con el de "Literatura Africana" por aniversario de la UNACH, donde memorablemente recuerdo la lectura de "El Callejón de los Milagros" del egipcio Mahfuz (el padre de mi maestra canadiense tuvo origen egipcio).

Mi vida lectora tuvo un importante desarrollo cuando me encontré en México auxiliando a mi padre que padeció un cáncer en el cuello, tuve la posibilidad de leer "Memorias de Cleopatra" de Margaret George, ya había leído un tiempo antes "Helena de Troya" también de Margaret George. Y así, leí "El Monje" de Lewis, y desde luego "Memorias de Adriano" de Yourcenar, comencé a leer "Auto de Fe" de Canetti, recomendación de mi amigo Jorge Mancilla.

Todavía con vida mi padre, asistí al III Coloquio Gótico Internacional cuyo tema era "Los Monstruos" y me divertí mucho tomando información de las ponencias, ya de regreso recuerdo la lectura de "Opus Nigrum" de Yourcenar, mi padre fallecería cuando realizaba la lectura de "El Reino de Este Mundo" del cubano Carpentier en el taller de novela sobre Dictadores en Coneculta (fuimos a La Habana, Cuba con mi padre para buscar tratamientos contra su cáncer)

Cuando me fue proporcionada una oportunidad de trabajo, tuve la posibilidad de seguir mejorando mi lectura, recuerdo en mi período estable, dejé escrito mi ensayo "La Oscuridad en El Hombre Invisible creado por Wells" que presenté en el IV Coloquio Gótico Internacional sobre el tema Tecnología. Y leí entonces "La Cartuja de Parma" de Stendhal, escritor que me gusta mucho y del cual leí en mis inicios "Rojo y Negro". Además tuve la posibilidad de leer "El Cisne Negro" de Nassim Nicholas Taleb, después de sufrir otro "cisne negro" de los que me han derrumbado, propiciado por la esquizofrenia, volví a leer mucho y avancé con "La Muerte de Montaigne" de Jorge Edwards, "La Amante Inglesa" de Marguerite Duras, "Cómo Vivir o Una Vida con Montaigne" de Sarah Bakewell, festejó haber leído "El Ser y la Nada" de Sartre, volví a leer "Jacques el Fatalista" de Diderot de quien me gusta también mucho "El Sobrino de Rameau", y así hasta quedarme sin trabajo nuevamente.

Recientemente, ahora que trabajo como maestro en una preparatoria, he podido leer "Lo Sagrado en el Pensamiento de María Zambrano", me entusiasmé con la lectura de "Demonios" y "Los Hermanos Karamazov" de Dostoievski, releí "El Cartero" de Skármeta y "El Lector" de Schlink, y he gozado lo que hasta ahora he leído de "La Montaña del Alma" de Gao Xingjian. En este período tuve oportunidad de releer "La Pianista" de Jelinek, y estuve tentado a regalar a una profesora de inglés mexicana el libro de "Dante in Love" que compré en la librería Bookshelf de mis amigas Eliza y Paola, donde también adquirí "El Libro de la Mujer Fatal" editado por Marta Sanz, "Ella, Drácula" de Javier García Sánchez, lo que me recuerda mi buena época cuando conseguí mis primeros acercamientos con "Vamps" de Pam Keesey o "Femme Fatale" de Virginia M. Allen, y desde luego "Las Diabólicas" de Barbey D'Aurevilly, de quien tuve oportunidad de leer "L'Ensorcelée (La Hechizada)", y me encanta el "Moby Dick" de Melville y disfruté también mucho "El Gran Gatsby" que me recomendó mi amiga Daria, y tengo muchos pendientes, y aunque el peso de la carestía todavía lo tengo encima aspiro a ser un mejor lector, me defrauda no poder leer "Ulises" de Joyce, me quedó en el quinto o sexto capítulo cada vez que lo intento, no puedo lograr la lectura tampoco de "Gramatología" de Derrida o "Lógica del Destino" de Deleuze, y también queda para mejores tiempos "Shakespeare: La Invención de lo Humano" de Harold Bloom, por ahora me complace haber dado lectura al libro facilitado por una persona muy inteligente, buen amigo de este pequeño lector, que se titulaba "¿Existe la Suerte?" de Nassim Nicholas Taleb: Quiero creer que tendré una racha de buena suerte y podría aspirar a ser mejor lector. Por lo pronto, me ha costado erigirme en el lector que soy hasta el día de hoy, aprecio más el poder los libros, quisiera sacarme la lotería y dedicarme a explorar más libros, por lo pronto, me dedicó a mi libro personal que es aburrido porque aparentemente todo es cotidiano, no pasa nada relevante, en fin, apostar es la regla de oro, ya veremos como en "El Jugador" de Dostoievski si ganamos el Todo o la Nada.

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