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martes, 20 de mayo de 2014

NOTAS FINALES A LA RELECTURA DE "La Chartreuse de Parme"

Tomarse un descanso y mirar lo difícil que es comprender la información que uno busca procesar en su aventura diaria del vivir.

No he estado situado en una Corte, pero la oportunidad que tuve de convivir en cercanía con personas con un puesto en una institución, me ayuda a valorar ese ambiente de intrigas políticas donde cualquier movimiento en falso te hunde o donde una jugada bien hecha te puede dejar con gran fortaleza para el futuro. Imaginarse las vivencias del Conde Mosca que llega a ser Primer Ministro, es ver a lo lejos a esa persona con poder que siempre buscaba ayudarme, y como un Fabricio del Dongo no salía de estar en un problema cuando ya se presentaba otro.

Conocer el amor, magnitud imponderable, pero que nos atormenta hacia sí hemos vivido o toda nuestra representación se va al carajo. Aprecio mucho los distintos caracteres con los que he tenido la dicha de cruzarme, uno puede inventar con su fantasía lo que hubiera pasado si dirijo mis esfuerzos hacia conseguir tal o cual premio. No me ha faltado el valor, sólo ha sido complicado caer en una enfermedad y no poder dar continuidad a mi vida como quisiera. Sin embargo, atesoro esos destellos de alegría cuando me creía a punto de conseguir una hazaña romántica. Uno decide jugar toda su energía para modificar un ambiente, se puede lograr o no, el juicio puede iniciar al saber que se ha intentado transgredir lo establecido. A veces pasa como a Fabricio del Dongo en conseguir aquí y allá nuevas experiencias, y sin logro alguno, sumergirse en la nostalgia de la aventura, porque se hubiera deseado imposibles, y sin presunción conquistar sueños, pero nunca se tiene todo para lograr el momento perfecto de felicidad, o faltan medios, o llega el azar y te detiene, o pierdes el interés por una jugada del subconsciente. He vivido momentos bellos pero tristes, que suponen aventuras avanzando hacia volverse eternas, pero que se quedan en el recuento de fracasos, daños o culpas. Manifiesto mi incomprensión hacia ese poder magnánimo que dirige el Destino, siempre me ha dejado sin concluir una pasión en el modelo de una única amada, se me ha escabullido como dar solución a la ecuación del amor en esta existencia. No vivo en una cartuja donde la soledad y el silencio predominen, pero mi vida se ha limitado sin que yo pueda vencer el obstáculo. Es cierto, me siento más fuerte y estable, a veces siento que como cuando leí por primera vez 'La Cartuja de Parma', me he encontrado como desenchufado de lo que realizo, no logro concentrar mi energía en propósitos que me elevan o que me harían feliz como el caso del amor. Así, deambulando por donde me empuja esta fuerza sobrenatural que me ha orillado hasta perder el control de mis pensamientos, ahora quisiera estar posicionado en algún lugar, no olvidar lo que he sufrido y derrochar al por mayor mi energía que apunta a vivir feliz con lo que a mí me gusta.

Con mujeres poderosas me he cruzado, siempre hay la curiosidad de volver a ver a quien llamaba tu atención, pero mantengo los recuerdos de esas mujeres que han inyectado a mi vida fantasías. No me rindo en cuanto que si tengo la oportunidad pudiera inmortalizar esos momentos cumbres donde me ha tocado postergar o romper un idilio, porque no tengo la suerte de los acontecimientos sólo me queda lamentarme de que no se produzcan los hechos hacia el buen término de mantener la adoración de esas mujeres que cuando se disgustan con los fieles son capaces de vengarse y hundirlos como la femme fatale de las pesadillas nocturnas. ¡Adiós al Príncipe de Parma que a pesar de ser tan poderoso cae hundido por las artimañas de la Duquesa de Sanseverina!

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