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lunes, 30 de junio de 2014
EL PAPEL DE MISERABLE
¿Quién puede sujetarse a semejante papel, que no sea el miserable que allí encuentra dos o tres veces por semana con qué calmar la tribulación de sus intestinos?
LA DIGNIDAD DEL GUSANO
YO. - Sí, me río de vuestra dignidad.
ÉL. - Cada uno tiene la suya. Estoy dispuesto a olvidar la mía, pero cuando se me antoje, y no por orden ajena. ¿Hace falta que se me diga: "¡Arrástrate!", para que esté obligado a arrastrarme? Es el modo de andar del gusano y el mío: le seguimos el uno y el otro cuando nos dejan; pero nos enderezamos cuando nos pisan la cola. ¿Me han pisado la cola?, pues me levantaré.
ÉL. - Cada uno tiene la suya. Estoy dispuesto a olvidar la mía, pero cuando se me antoje, y no por orden ajena. ¿Hace falta que se me diga: "¡Arrástrate!", para que esté obligado a arrastrarme? Es el modo de andar del gusano y el mío: le seguimos el uno y el otro cuando nos dejan; pero nos enderezamos cuando nos pisan la cola. ¿Me han pisado la cola?, pues me levantaré.
VUELA EN SOCORRO DE SU AMA
Y esa mujer que se mortifica, visita las cárceles, asiste a todas las juntas de caridad, anda con los ojos bajos, no se atreve a mirar a un hombre de frente, siempre en guardia contra la seducción de los sentidos: ¿acaso todo esto impide que arda su corazón, se le escapen suspiros, su temperamento se encienda, la obsesione con deseos y que su imaginación le represente, durante día y noche, las escenas del Portero de los Cartujos y las Posturas del Aretino? ¿Qué le sucede entonces? ¿Qué pensará su doncella, cuando se levanta en camisa y vuela en socorro de su ama, que se muere? "Justina, vete a acostar, que no es a ti a quien llama tu dueña en su delirio".
domingo, 29 de junio de 2014
LES PRESTARÍA UN SERVICIO
YO. - Lo que hace a las gentes de mundo tan delicadas en lo que concierne a sus diversiones es su profunda ociosidad.
ÉL. - No lo creáis; se agitan demasiado.
YO. - Como no se cansan nunca, nunca descansan.
ÉL. - No lo creáis. Están siempre rendidos.
YO. - Para ellos el placer es siempre un negocio, jamás una necesidad.
ÉL. - Mejor; la necesidad es siempre una desdicha.
YO. - Todo lo gastan. Su alma se embrutece y el hastío se apodera de ella. Quien les quitara la vida en medio de su abundancia abrumadora les prestaría un servicio. Es que ellos no conocen de la felicidad más que la parte que se embota más de prisa. Yo no desprecio los placeres de los sentidos; también tengo un paladar a quien halaga un manjar delicado o un vino delicioso. Tengo un corazón y dos ojos, y me gusta ver una mujer bonita, sentir bajo mi mano la firmeza y redondez de su pecho, oprimir sus labios con los míos, beber la voluptuosidad en sus miradas y expirar en sus brazos. Algunas veces, con mis amigos, no me desagrada una orgía, aun siendo tumultuosa; pero no os oculto que me parece infinitamente más grato todavía haber socorrido al desgraciado, arreglar una cuestión espinosa, dar un consejo acertado, saborear una lectura agradable, ir de paseo con un hombre o una mujer que llenen mi corazón, pasar algunas horas instructivas con mis hijos, escribir una buena página, cumplir con los deberes de mi profesión y decir a la que amo algunas cosas tan tiernas y dulces que tenderá sus brazos alrededor de mi cuello. Conozco tal acción, que daría todo cuanto poseo por haberla realizado.
ÉL. - No lo creáis; se agitan demasiado.
YO. - Como no se cansan nunca, nunca descansan.
ÉL. - No lo creáis. Están siempre rendidos.
YO. - Para ellos el placer es siempre un negocio, jamás una necesidad.
ÉL. - Mejor; la necesidad es siempre una desdicha.
YO. - Todo lo gastan. Su alma se embrutece y el hastío se apodera de ella. Quien les quitara la vida en medio de su abundancia abrumadora les prestaría un servicio. Es que ellos no conocen de la felicidad más que la parte que se embota más de prisa. Yo no desprecio los placeres de los sentidos; también tengo un paladar a quien halaga un manjar delicado o un vino delicioso. Tengo un corazón y dos ojos, y me gusta ver una mujer bonita, sentir bajo mi mano la firmeza y redondez de su pecho, oprimir sus labios con los míos, beber la voluptuosidad en sus miradas y expirar en sus brazos. Algunas veces, con mis amigos, no me desagrada una orgía, aun siendo tumultuosa; pero no os oculto que me parece infinitamente más grato todavía haber socorrido al desgraciado, arreglar una cuestión espinosa, dar un consejo acertado, saborear una lectura agradable, ir de paseo con un hombre o una mujer que llenen mi corazón, pasar algunas horas instructivas con mis hijos, escribir una buena página, cumplir con los deberes de mi profesión y decir a la que amo algunas cosas tan tiernas y dulces que tenderá sus brazos alrededor de mi cuello. Conozco tal acción, que daría todo cuanto poseo por haberla realizado.
EL SECRETO: CORTEJAR
YO. - ¿Y tener una posición en la sociedad, cumpliendo con sus deberes?
ÉL. - Vanidad. ¿Qué importa tenerla o no tenerla, con tal de ser rico, puesto que aquélla se toma para llegar a serlo? Cumplir con los deberes, ¿a qué conduce? A los celos, al desasosiego, a la persecución. Cortejar, ¡voto a tal!, hacer la corte, ver a los grandes, estudiar sus gustos, prestarse a sus fantasías, servir sus vicios, aprobar sus injusticias; éste es el secreto.
ÉL. - Vanidad. ¿Qué importa tenerla o no tenerla, con tal de ser rico, puesto que aquélla se toma para llegar a serlo? Cumplir con los deberes, ¿a qué conduce? A los celos, al desasosiego, a la persecución. Cortejar, ¡voto a tal!, hacer la corte, ver a los grandes, estudiar sus gustos, prestarse a sus fantasías, servir sus vicios, aprobar sus injusticias; éste es el secreto.
NO VEO MÁS QUE TIRANOS Y ESCLAVOS
ÉL. - Beber buen vino, atracarse de manjares delicados, alternar con mujeres bonitas, descansar en camas bien blandas: exceptuando esto, todo lo demás es vanidad.
YO. - ¿También defender a su patria?
ÉL. - ¡Vanidad! ¡No hay patria! De un pueblo a otro no veo más que tiranos y esclavos.
YO. - ¿También defender a su patria?
ÉL. - ¡Vanidad! ¡No hay patria! De un pueblo a otro no veo más que tiranos y esclavos.
COMO TODO PIOJO RESUCITADO
YO. - Pero si llegaseis a enriqueceros, ¿qué haríais?
ÉL. - Como todo piojo resucitado. Sería el pillo más insolente que se habría visto. Me acordaría entonces de todo lo que me han hecho padecer y devolvería con creces las injurias que recibí. Me gusta mandar y mandaré. Me gusta que me alaben y me alabarán. Tendré a sueldo la clientela de un gran financiero y entonces le diré como me han dicho a mí: "¡Ah, canallas! ¡Divertidme!", y me divertirán. "Desollad a las personas honradas", y las desollarán, si todavía quedan. Y tendremos mujeres galantes, nos tutearemos cuando estemos borrachos. Nos contaremos cuentos y nos permitiremos toda suerte de extravagancias y de vicios. Esto será delicioso. Probaremos que Voltaire no tiene genio, que Buffon, engreído siempre sobre sus zancos, es un declamador ampuloso; que Montesquieu no es más que un espíritu ingenioso. A D'Alembert lo relegaremos a sus matemáticas. Maltrataremos a todos esos pequeños Catones como usted, que nos desprecian con envidia, cuya modestia es la capa del orgullo, y la sobriedad la ley de lo necesario. Y haremos música. Entonces la habrá.
ÉL. - Como todo piojo resucitado. Sería el pillo más insolente que se habría visto. Me acordaría entonces de todo lo que me han hecho padecer y devolvería con creces las injurias que recibí. Me gusta mandar y mandaré. Me gusta que me alaben y me alabarán. Tendré a sueldo la clientela de un gran financiero y entonces le diré como me han dicho a mí: "¡Ah, canallas! ¡Divertidme!", y me divertirán. "Desollad a las personas honradas", y las desollarán, si todavía quedan. Y tendremos mujeres galantes, nos tutearemos cuando estemos borrachos. Nos contaremos cuentos y nos permitiremos toda suerte de extravagancias y de vicios. Esto será delicioso. Probaremos que Voltaire no tiene genio, que Buffon, engreído siempre sobre sus zancos, es un declamador ampuloso; que Montesquieu no es más que un espíritu ingenioso. A D'Alembert lo relegaremos a sus matemáticas. Maltrataremos a todos esos pequeños Catones como usted, que nos desprecian con envidia, cuya modestia es la capa del orgullo, y la sobriedad la ley de lo necesario. Y haremos música. Entonces la habrá.
sábado, 28 de junio de 2014
UNA JUSTICIA QUE DA RISA
Mi opinión es que el castigo de FIFA para Luis Suárez es desproporcionado, hay faltas de juego que dejan lisiados a jugadores de por vida y que no reciben sanción, por ejemplo, el accidente que sufre Luis Montes antes del Mundial, ¿a quién se culpa? Quizá a Dios, pero no se puede sancionar al Creador del mundo. Para mí, Luis Suárez está sufriendo un linchamiento mediático y un adoctrinamiento moral sin precedentes, sí tiene una manía de "morder" a la gente, pero no es tan peligroso como otros jugadores que utilizan las faltas más sucias para detener avances enemigos, y el Fair Play sería que FIFA castigará esas faltas que incapacitan jugadores o si no lo va a hacer que deje sin castigar a Suárez, y se evite la vergüenza de una justicia que da risa.
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Luis Suárez: Jugador uruguayo que en juegos de fútbol contabiliza haber mordido a tres adversarios, es satanizado por los medios, y probablemente sufre de una manía que requiere de su correspondiente atención psicológica.
Luis Montes: Jugador mexicano que se lesiona en un partido amistoso contra Ecuador antes del mundial. Su fractura se debe a un choque donde no se puede culpabilizar al oponente.
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Luis Suárez: Jugador uruguayo que en juegos de fútbol contabiliza haber mordido a tres adversarios, es satanizado por los medios, y probablemente sufre de una manía que requiere de su correspondiente atención psicológica.
Luis Montes: Jugador mexicano que se lesiona en un partido amistoso contra Ecuador antes del mundial. Su fractura se debe a un choque donde no se puede culpabilizar al oponente.
viernes, 27 de junio de 2014
miércoles, 25 de junio de 2014
sábado, 21 de junio de 2014
miércoles, 11 de junio de 2014
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