Te atreviste a alzar tu mano contra tu diosa,
después humillado buscaste su perdón,
arrodillado y sin probar alimento ni agua
movías el corazón de tu dama suplicando perdón.
Ella miró que no eras escoria,
una luz intrigó la voluntad férrea de la inalcanzable diva,
prometió casarse contigo
¿cuándo se ha visto que la Bella acepte a la Bestia?
Sólo en un cuento de hadas, pero sí ama al príncipe azul
la Bestia está condenada a ser el cuchillo de un suicidio.
Poderosa diosa, me usas como el arma sagrada para el ritual de tu sacrificio.
Yo, pobre cartero, no puedo aspirar a ser tu felicidad
pero con locura deseas que sea el artífice de tu final.
Me has transformado en un aspirante a la sabiduría,
sonrío en que tu fantasma me lleva a buscar superarme,
pero confieso que cada vez más estoy dispuesto con más furia
a ascender a tu altar como Titán, derribándote, aniquilándome para siempre.
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