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jueves, 25 de diciembre de 2014

PRIMERA CRÍTICA A "EL MAESTRO DE PETERSBURGO" DE COETZEE

Dostoievski atrapado en una tela de araña por el anarquista Nechaev.
Un padre que reconoce como suyo a su hijastro Pavel, tanto así que quiere escucharlo una vez más después de muerto el joven. Se considera el escritor muerto al morir esta semilla que no es suya pero que reconoce como tal.
Carlos Fuentes, el escritor mexicano, que reconoce la potencialidad de Coetzee, también sufre la muerte de su hijo en forma prematura, y elogia a Coetzee por contagiarnos el sufrimiento de un padre por recuperar a su hijo ya muerto.
¿Cómo eras considerado por tu hijo?
Vale la pena ser padre cuando la imagen que se tiene de ti es la de un tirano o un monstruo.
¿La famosa semilla de Dostoievski vivirá en un cadáver?
Siempre la semilla, el semen, la palabra está condenada a morir, aunque busque florecer en una descendencia.
Tener en mente que lo único que queda de tu hijo es saber que perteneció a una célula radical que buscaba alterar el orden del mundo.
Conocer al despreciable ser a que tu hijo ha seguido, obedecido, y que le ha contagiado la idea de lanzarse como mártir, a ofrecerse inmolado al sacrificio de su vida a cambio de un futuro mejor, de una revolución en el mundo.
Ese asqueroso Nechaev que no tiene sentimientos, pero tiene razón, el mundo es una cárcel de sufrimientos, y se debe acelerar su putrefacción para poder liberarlo de esta pesadilla que es ser preso de la tela de araña de los oligarcas, de los banqueros, de los libertino.
No puedo creer que Dostoievski haya sido un viejo depravado que acechaba a las niñas, o un viejo calenturiento que satisfacia las ansias de viudas, o estaba a la caza de una joven que tal vez siempre lo repudió. El mito es que exploró las profundidades del corazón, se atrevió a contar las tinieblas que rodean la supuesta luz de un mundo en decadencia.
Y Dostoievski no traiciona al escribir, toma los avatares de los seres que junto a él luchan en esta descarnada existencia.
Su epilepsia es una muestra de su alma, va hasta el fondo sin cortapisas, todo lo que le rodea es como estar en arenas movedizas, lo llevan a quererse dejar hundir, a caer en el fango, pero se levanta majestuoso al esperar que su semilla produzca fruto.
Raskolnikov y su odio a la pintura fresca, la niña Lisa que enferma y débil es radical e ingenua, satisfaciendo su ira burlándose de los idiotas y su comodidad, Nechaev y su todo está permitido, el comisario Maximov que vuelve locos a quienes interroga por encontrar el hilo que lo lleve a la captura de los demonios.
Los demonios, ¿quiénes no lo son?, vivir parece ser un exorcismo a este desconocido sitio donde exploramos y no estamos seguros si en verdad vivimos. Pero oponerse a los padres retribuye en querer otro mundo, ya basta del germen del autoritarismo de representar la vil comedia de aniquilar como Cronos la incipiente semilla de un hijo, ahogaron antes de que salga a flote, bonita existencia es encontrar a tu propio enemigo en casa, a quien tienes que superar para mostrar tu ser.
No hay traición, hay una vida convulsa y extraer lo que puedes del desorden, es válido para mostrar la inconformidad. Nunca más el tratar de ser aniquilado cuando viajas cada vez a zonas de mayor peligro. Lo mejor sería que supieras de antemano las llegadas de la recaída en la enfermedad, pero pese a todo, tu palabra es un arma cruel, mostrarás la tensión de tu alma y quedará como semilla a los que vienen después.
El que escribe enfrenta.

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