¡Catástrofe! ¿Quién no desea la muerte de su padre?
Refiriéndose a la oposición de las ideas en Rusia entre los "populistas" y los "occidentales":
"Hago, pues, los más sinceros votos para que este joven, de alma tan excelente, impulse sus nobles entusiasmos y sus aspiraciones hacia los principios populistas, sin que descienda luego, como a menudo sucede, a un sombrío misticismo de concepto moral y a un estúpido nacionalismo desde el punto de vista político, dos peligros que amenazan a la nación con males todavía más graves que la perversión precoz importada de una cultura occidental mal entendida y estérilmente adquirida, como la que sufre su hermano."
Por el más allá de Hamlet, en Rusia hay un Karamazov:
"Este algo es la conciencia, señores jurados: es su juicio, es el remordimiento; pero hay una solución que lo concilia todo: la pistola; y en cuanto al más allá, ignoro si Karamazov pensó entonces en la vida ultraterrena e ignoro también si es capaz de hacerlo, como Hamlet. ¡Ah, no, señores jurados! ¡En otros pueblos tienen un Hamlet: nosotros no tenemos más que un Karamazov!"
Rusia "nuestra troika fatal corre desenfrenada; hacia el abismo, tal vez."
Y el final, donde Alejo Karamazov recuerda que nuestras vivencias de niño o antes de que la realidad nos alcance, nos protegen a lo que el futuro depara.
Un libro muy bien armado, no hay texto que no sea relevante para la historia, en donde se recuerdan acontecimientos que se entrelazan con los hechos por venir, muy buena historia, la caída de una familia por la muerte de un padre libertino.
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