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domingo, 30 de marzo de 2014

ALICE

ESTERTOR EN EL COMPÁS DE ESPERA

Asombrado con los primeros brotes de barba cana, tal parece que mi cabello también irá a teñirse de blanco.

Punto de cambio, Turning Point, hacia quién sabe que aventuras, destino o sucesos.

No me preocupa el ser soltero, quizá podría satisfacer a una joven de veintitantos pero creo que entra en conflicto si me uno a confinarme en la lata burguesa, y prefiero la dicha de sentarme en un bar y administrarme el gusto de complacer a mi soledad.

Ya soy viejo, por algo son las canas, y por ello mi gusto se vuelve exigente, ya me vuelvo crítico del sobrepeso y las lonjitas, pues yo me conservo y así parece que seguiré delgado como si tuviera mis ya idos veinte.

Y con respecto, a compartir relaciones con mujeres, me siento complacido de seleccionar las formas con las que me siento a gusto, no con afán de discriminar, pero sí con el juicio severo de quien ha visto y gozado lo suficiente. Así, no tengo una ansiedad o deseo en ir por la búsqueda de un tesoro escondido, creo que he sepultado lo que aprisiona a perseguir a la mujer perfecta y he dejado en paz y con felicidad a lo que atormentaba a mi corazón en cuanto a un afán de supervivencia de buscar, elegir, compartir con la compañera que apareciera en mi radar de intenciones futuristas.

Creo que es muy difícil complementarse buscando la media naranja, y quizá resulta imposible darse absoluta libertad, respeto a los momentos íntimos de crecimiento del ser, no complicarse a vivir como estampillas o fotos de álbum, sino quizá esperar una persecución de metas común y hasta el último estertor.

ME SUCEDE QUE YO SOY YO

Nada ha cambiado y sin embargo todo existe de otra manera. No puedo describirlo: es como la Náusea y sin embargo es justo lo contrario: al fin me sucede una aventura, y cuando me interrogo veo que me sucede que yo soy yo y que estoy aquí; soy yo quien hiende la noche: me siento feliz como un héroe de novela.

NI LUNES NI DOMINGO

Pero para mí no hay ni lunes ni domingo: hay días que se empujan en desorden, y de pronto, relámpagos como éste.

ARAÑAS EN LA TELARAÑA DE MI POBREZA

Como un buen presagio me he cruzado con dos arañas hoy que he esbozado un pequeño escrito sobre mi vida a partir de las canas que pueblan ya mis barbas, tal parece que ya iniciando los 40 las canas no dejaran de acompañarme.

Una araña fue vista en el piso del cuarto donde guardo mi ropa, ahí pude fumarme un cigarrillo, quité una telaraña, y vi muy contento que una araña caminaba hacia buscar otro lugar donde fundar una nueva telaraña.

Luego, me dio por rasurarme a propósito de mis canas en mi barba, y al mirar el espejo que cubre el espacio de medicamentos, jabones, dentrífico, cepillos y demás accesorios, vi una araña más grande justo al lado de la pasta de dientes, se menciona que prácticamente no tenía nada a resguardar tras el espejo más que la araña y la pasta de dientes a medio usar.

Desde ayer empecé con una relectura de "La Náusea" de Sartre, y he estado disfrutando lo que en mi juventud no era tan claro, veo más arañas, no me dejan, veo mis canas en la barba, ya no me dejaran, pero no veo el futuro, no veo lo que acontecerá, sólo testifico lo de las arañas en la telaraña de mi pobreza.