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miércoles, 9 de octubre de 2013
THE HOUSE OF THE SPIRITS
Iniciaba mis estudios universitarios cuando en 1994 tuve la invitación por parte del papá de un amigo vecino mío en Coacalco, Estado de México, para ver la proyección del film de "La Casa de los Espíritus". Recuerdo que era un joven, y desde luego me impresionó conocer esta realidad tan difícil que vivieron los chilenos bajo una dictadura. Mucho tiempo después en 2003, recuerdo a mi maestra leyendo la novela, no supe ni siquiera decir que yo había visto el film tiempo atrás. Inclusive, creo adivinar que estuve frente a un ser extraño que me enseñó mucho sin que yo pudiera estar preparado para agradecer como era debido. Tomarse la molestia de venir a un país latinoamericano y leer sobre sucesos tan terribles como lo son las dictaduras en esta parte del mundo, es como una prueba de amor a los desdichados, a los que sufren, a los condenados de la tierra. Por contraparte, recuerdo haber recibido también sabios consejos de otra profesora que me recomendó "Germinal" en el año 2001. Cuando te dicen que una realidad está mal, lo más sensato sería aprender a saber protegerse, y desde luego, buscar ser una persona con un entendimiento abierto hacia lo que se ha vivido en el lugar donde nos tocó vivir. Ya ha pasado una década, y el acontecer de los hechos me coloca en una situación donde será difícil conseguir mis propósitos. No me siento triste, a pesar de que tengo que luchar mucho para poder compartir más de lo que ahora transmito. Me siento como si hubiera cruzado fronteras, aunque permanezca anclado en mi ciudad. No me preocupa tener bienes materiales, pero si desearía poder reconocerme más como un ser humano a quien la Cultura le ha permitido tomar el recorrido por el Paraíso, acaso siempre en soledad sin Beatriz que me acompañe.
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